Campana de perfil romano. Su tercio, que contiene la inscripción cronológica y la invocación (IHS / MARIA / IOSEPH / ANO 1669), se enmarca por dos parejas de cordones. El medio acoge una enorme cruz de calvario formada por moldes rectangulares, y triangulares en los extremos de stipes y patibulum, con la representación de tres clavos, en la unión de cruz y basa, y en cada brazo del patibulum. Su medio pie se adorna con otros tres. Conserva el badajo.
Panorama menos halagüeño encontramos al dirigir la mirada hacia el retablo mayor, más vandalizado y desmembrado que el lateral que acabamos de ver. Ambos pudieron ser coetáneos, a juzgar por lo poco que queda de ellos. El mayor se conserva parte de su frontal de altar, jalonado con pilastras cajeadas con perfiles recortados, pintado con labores jaspeadas y con un emblema alusivo a San Pedro (titular de la iglesia) en el centro. Tras esta pieza y sobre un basamento de fábrica se mantiene únicamente el banco del retablo con cuatro netos salientes que servirían de apoyo a otras tantas columnas. Estos y las piezas rehundidas contra el fondo son lisas y con cajeados rectangulares. En el centro de este frente iba el sagrario, cuyo receptáculo se mantiene pero ya sin puerta. Todo ello muestra labores marmoleadas de distintos colores, imperando los verdes y los marrones
De entre los restos de este pequeño retablo neoclásico reconocemos aún su cuerpo, carente ya de ático y de las imágenes que pudo tener en su momento. También se ha perdido la parte lignea de su basamento, donde irían un frontal de forma rectangular. A tenor de lo que queda podemos decir que el retablo estuvo compuesto de un pequeño banco, liso, pero con los netos salientes. estos servirán de apoyo a las cuatro pilastras que organizan su único cuerpo, todas ellas cajeadas y tocadas con capitel liso. Estos entrantes y salientes se transmiten también al entablamento superior animado tan sólo mediante algunas molduras de escaso resalte. En el centro se abrió una hornacina en arco de medio punto con impostas lisas, y en su fondo se pintó lo que parece una palmera, o cuanto menos alguna especie arbórea.
Pequeña iglesia que ha perdido ya su condición de parroquial, situada próxima al caserío de Palacios. Obedece al plan habitual de cabecera cuadrangular, nave única y espadaña a los pies, con el añadido de una sacristía en el costado sur. Su interior, prácticamente vacío, mantiene unas interesantes pinturas renacentistas. De su espadaña salió la célebre campana medieval que hoy se conserva en el Museo del Bierzo.
Inscripción incisa de tres líneas, con marcados biseles pintados de color rojo, y letras mayúsculas. La letra es carolina, contiene frecuentes abreviaturas, pero tan solo un signo de interpunción.
Documenta la reconsagración del templo el 9 de marzo de 1105 al apóstol Santiago "y a otros muchos santos".