Bienes históricos y artísticos

Conjunto de fichas

Fichas

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  • Pintura mural casquete absidal

    Cuando se intervino el retablo mayor (1992-1993) aparecieron antiguos revestimientos del casquete absidal. Dos, concretamente. El más antiguo, que parece que se conserva por entero, es un efectista fondo de color teja interrumpido por el despiece pintado de sillares, delineado por línea simple blanca. Es probable que esta decoración fuera la que inauguró la renovada iglesia a mediados del siglo XVI. Por encima de este enlucido se pintó (quizá en el siglo XVIII) un cortinaje, del que hoy apenas resta la mancha de color anaranjado que constituiría el fondo de lo que se ve con las cortinas abiertas. Se han perdido todos los detalles. Se conservan dos líneas negras perimetrales festoneadas que es difícil asegurar si pertenecen a alguna de estas dos decoraciones murales (posiblemente a la dieciochesca) o a otras que históricamente hubiera.
  • San Pablo

    Pintura sobre tabla que representa una cabeza de perfil (no corresponde exactamente con la pareja de San Pedro, que muestra parte del pecho) de San Pablo, calvo, con abundante barba y semblante serio. Se advierte la empuñadura de una espada (su atributo martirial) que sujeta con su mano izquierda.
  • Santa Faz

    Pintura sobre tabla que representa la "Vera Icon", el rostro de Cristo que tradicionalmente se considera que quedó impresionado en la Verónica. Rostro frontal de Cristo con cabello simétrico que le cae sobre los hombros, grandes ojos ovalados, boca cerrada y barba y bigote recortados. Tres potencias enmarcan su cabeza, cada una de ellas con tres pequeños rayos. Destacan las buenas carnaciones.
  • San Pedro

    Pintura sobre tabla que representa el rostro de perfil de San Pedro, que muestra como atributo dos llaves, una dorada y otra como si fuera su sombra. San Pedro se muestra con grandes entradas, pelo grisáceo, boa entreabierta, barba corta desordenada y grandes ojos ovalados. Se alcanza a ver parte del pecho, cubierto con un manto con cuello en forma de uve.
  • Dios Padre

    Dispuesto en horizontal (bajo un cuarto de esfera), una figura de medio cuerpo de Dios Padre emerge de un nubaje blanco con los brazos estirados. Las necesidades de adecuación al marco provoca fallos en las proporciones anatómicas: brazos demasiado cortos y manos demasiado grandes en relación. El cabello, abultado, se ordena en mechones. La barba, partida, se ordena simétricamente. Se cubre con un vestido con mangas cortas.
  • San Miguel venciendo al demonio

    Un arcángel san Miguel que ocupa prácticamente todo el tablero, con alas multicolores pintadas (no talladas en relieve) blande una espada flamígera que levanta con su mano derecha mientras empuña un escudo en forma de cueros recortados con la contraria, visto por su parte interior. El atuendo del Arcángel, de tonos rosas y con vistosos estampados, destaca sobre el resto del conjunto. Dicho atavío, que descubre una pierna casi entera, su melena ceñida por un yelmo, y las tonalidades imperantes sitúan la representación a medio camino entre el personaje sagrado y una exuberante cortesana su no fuera por el hórrido demonio rojizo, de cuerpo entero, al que pisotea el personaje celestial.
  • Oración en el Huerto

    El arco de medio punto que enmarca la escena contiene a Jesús arrodillado, en oración, separado de los tres discípulos dormidos por un olivo, que hace de eje de la escena. Dicho árbol y el fondo floral sutilmente pintado representan el Huerto de los Olivos. La mirada de Cristo se dirige a las alturas, a la esquina de la composición, en que se aparece un musculado ángel entre nubes portando un cáliz, que prefigura la Pasión que está a punto de suceder. La eficaz sensación de movimiento de los brazos de Cristo contrastan con la quietud de los discípulos, dormitando en acusado escorzo
  • San Pedro

    El discípulo de Cristo se representa de pie, barbilampiño, con la mirada perdida al frente y con los atributos episcopales, principalmente la tiara papal (primer obispo de Roma), así como lo que parecen unos guantes. Con la mano izquierda sostiene un libro cerrado. Si tuvo un báculo en su mano opuesta, lo que parece más probable, se ha perdido. Los ropajes son suntuosos, un alba sobre la que se dispone la capa pluvial (ambas blancas, y la segunda con primorosos estampados florales y figurativos), unida a la altura del cuello por un broche de gran tamaño, y con un vuelo que provoca que la trasera de dicha capa, a modo de manto, se enrolle a la altura de la cintura. La peana es solidaria a la talla.