Elementos inmateriales
Incluye un estudio de investigación sobre la antropología y su contextualización en el Patrimonio Comunitario del territorio, identificando todos los recursos del Municipio y su vinculación a la creación de productos, itinerarios culturales y turísticos.
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Enzafranarse
Esta expresión, habitual en la comarca del Bierzo, aparece en este documento etnográfico relacionado con la vendimia familiar y con la producción de vino para el consumo casero. Alude a una práctica habitual tradicional relacionada con la elaboración del vino de forma artesanal y casera para el consumo propio o de los más allegados. Las viñas se recogían en grupo con la ayuda de los miembros de la familia y se prensaban en la prensa de la localidad que, por lo que hemos podido comprobar ha desaparecido ya. Allí se llevaba el mosto en calderos al lugar donde se encontraba la bodega familiar para llevar a cabo el proceso del fermentado. -
La matanza
La matanza y su valor antropológico toma sentido si tenemos en consideración la importancia que el cerdo o el gocho, como se le denomina en estos valles, ha tenido en la cultura y en la alimentación tradicional. La matanza se llevaba a cabo al comienzo del invierno con los primeros fríos y suponía una actividad marcada por una regulación férrea y tradicional. Estaban repartidos los trabajos, tal y como se puede escuchar en el documento etnográfico que se adjunta. Los hombres se encargaban de tumbar al cerco y darle muerte. Este es un trabajo que no estaba reservado a cualquiera, al contrario, era un trabajo experto y muy bien valorado por el riesgo que entrabañaba. A continuación era asignado como tarea masculina el vaciar el cerdo, es decir, irle separando las partes del mismo para su posterior tratamiento. Es también un trabajo delicado pues la carne, si no se separa bien se puede estropear. Y, generalmente a las mujeres les correspondía lavar las tripas para embutir. Del mismo modo que las tareas anteriores, esta actividad requiere un saber hacer atesorado por los grupos femeninos de la localidad. Se lavaban las tripas pequeñas de un modo, y las grandes de otro distinto, y se preparaban para la posterior elaboración de los chorizos. Las distintas piezas del cerdo tenían un tratamiento distinto, pues requerían de un cuidado específico para que pudieran secarse del modo adecuado. -
La casa familiar
La casa de la Tebaida responde en la mayoría de los casos a los sistemas constructivos de montaña, apoyándose en los materiales de la zona y pensada para obtener el máximo provecho de cada uno de los espacios construidos.El tipo de vivienda tradicional de Valdefrancos se asemeja a las viviendas que aparecen en el resto del valle del río Oza y del valle de Compludo. Son las casas denominadas de corredor, y escalera de acceso exterior. Las viviendas han estado sometidas siempre a procesos de cambio y transformación en función de las necesidades de las distintas familias, si bien, en los últimos años, el cambio observado ha sido mayor, debido a causas diversas. Es característico de la zona el uso de la pizarra para las techumbres. La casa tradicional consta generalmente de dos plantas, la de arriba dedicada a la vivienda y la parte de debajo de uso habitual para el ganado. La desaparición de la ganadería ha condicionado también de un modo destacado el uso de los distintos espacios de la casa. Destaca el corredor a la solana, cerrado con madera en mayor o menor medida. En el documento etnográfico se pone de manifiesto como la casa ha sido objeto de múltiples cambios. En las casas la parte de abajo estaba ocupada por el corral para los animales y luego ya el piso de arriba donde se realiza la vida. La falta de uso de las distintas dependencias ha posibilitado el cambio. Cambio de despensa por la construcción de un cuarto de baño, así como las habitaciones más amplias. -
La siembra y los chanos.
La supervivencia de los pobladores de estos valles de la Tebaida berciana dependía en gran medida de la combinación de las prácticas ganaderas con la producción agrícola. Si bien, la interacción con el medio natural resultaba enormemente dura y arriesgada por varios motivos, tal y como se describe en el audio que adjuntamos como testimonio etnográfico. En primer lugar por las inclemencias del tiempo, puesto que se realizaba la siembra a principios del mes de septiembre coincidiendo con las fiestas de la Encina, y para la fiesta del Cristo tenía que estar ya todo sembrado, pero coincidía con la venida de grandes tormentas y grandes riadas. Y, por otro lado, la labor agrícola estaba muy condicionada por la pendiente de las laderas, lo cual hacía muy difícil el cultivo en todas sus fases, desde la siembre hasta el abonado y la recolección. Esto implicaba una enorme pericia en el uso de los animales de tracción y un gran conocimiento del terreno. En algunos casos, cuando era posible se construían artificialmente los llamados chanos, terrenos que ofrecían la posibilidad de ser aplanados para un mejor cultivo, si bien, solamente era posible en pocas ocasiones. La tendencia era a buscar los chanos naturales para el cultivo del cereal. En esta tarea, generalmente masculina, en algunas ocasiones requería toda la fuerza y la maña posible y las mujeres formaban parte también del esfuerzo colectivo. -
El calero.
El calero describe el lugar donde se fabricaba la cal. Esta técnica artesanal ha desaparecido, si bien, en las sociedades tradicionales ha sido enormemente importante y por eso debe ser reseñada y documentada. En la actualidad este producto se fabrica de modo industrial. Sin embargo hay que tener en cuenta que en los valles de la Tebaida, y hasta hace prácticamente una generación se fabricaba de modo artesanal en distintos lugares y uno de ellos se encontraba en la localidad de San Pedro de Montes, en las afueras del pueblo. Se necesita, por tanto, de forma inicial la materia prima que es la piedra caliza. Tal y como percibimos en la explicación del audio, no servía cualquier piedra. Se requiere un conocimiento transmitido para diferenciar los tipos de piedra, que aquí se describen como "macho" y "hembra". Solamente se utilizaba la piedra macho. En las caleras se distinguía claramente la parte del hogar o del fuego de la parte más alta donde se quemaban las piedras hasta deshacerlas para convertirlas en cal. Los usos de la cal en las sociedades tradicionales han sido muy variados. El principal ha sido su utilización como argamasa para la construcción y en forma de lechada para blanquear edificios. En edificios religiosos se ha usado para recubrir las paredes y posibilitar la pintura con la técnica del fresco. Pero también ha sido útil para desinfectar árboles y del mismo modo, como desinfectante en enfermedades contagiosas. Ha tenido también un efecto de prevención ante epidemias y enfermedades. Se ha usado para secar el aire en espacios cerrados e incluso para curar las molestias causadas por las diarreas y los vómitos. Han sido numerosas las familias y las generaciones que han vivido de la producción artesanal de la cal, y a pesar de su desaparición, la profesión se mantiene a veces en numerosos apellidos. -
De lobos y hombres II
En los trayectos a pie, sobre todo de noche, se despertaba el temor a la aparición de los lobos. Lo habitual, en el caso de que ocurriese, era la presencia siempre de varios de ellos, de modo que existía la creencia de que, una vez que aparecían iban dando golpes con el rabo a las piernas del caminante hasta que lograban tumbarle, y si esto ocurría, entonces ya no había escapatoria posible. Por tal motivo, tal y como se narra en el audio que se adjunta, lo más efectivo era subirse a un castaño y esperar hasta que clareara el día, o bien, hasta que se pudiera contar con alguna ayuda. -
El carro.
El carro ha sido en las sociedades tradicionales el medio más importante de transporte hasta la aparición de los vehículos a motor. Ha supuesto una transición entre el desplazamiento con caballería y la movilidad moderna. Realizados por especialistas y con formas variadas en función de su utilidad han sido considerados hasta el cambio social productivo de mediados del siglo pasado objetos de un enorme valor en el entorno familiar. En muchos casos eran considerados también, y debido en parte al valor que atesoraban, objetos identitarios y así, de este modo eran profusamente decorados y adornados. Se cuidaba tanto la conservación de los materiales del carro como la tracción animal que los hacía útiles y funcionales. Con la falta de uso los materiales más sensibles de sus estructuras han ido desapareciendo y quedan en algunos casos, como se menciona en el audio, las partes más fuertes ya conservadas con otra finalidad estética. -
El Pingo
El pingo es un término que describe el momento en el que empezaban a caer los erizos de los castaños y también de los nogales. Cuando el fruto todavía se encontraba verde e inmaduro no se podía varear, por eso, cada mañana cuando se acercaba la fecha la mujer de la familia se acercaba al soto para ir al pingo. Se visitaban cada mañana los distintos sotos de castaños y nogales para apañar el fruto que había quedado ya en el suelo.
Tejo Milenario, San Cristóbal de Valdueza
Elemento: Costumbres asociadas al árbol: EL TEJO.
Medio: El Tejo - Vista frontal







