Bienes históricos y artísticos
Conjunto de fichas
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- Descripción
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Bienes históricos y artísticos
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Colección de bienes históricos y artísticos de la Tebaida Berciana.
Fichas
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Cruz parroquial
Cruz latina de compuesta por varias planchas de plata superpuestas, con recortes y superposiciones diversas y en distintos puntos. Consta de brazos lisos, cuadrón central cuadrangular, expansiones en forma de cuadrilóbulos y terminaciones flordelisadas. Tipológicamente hermana con otras cruces de plancha localizadas en La Tebaida, pero las supera a todas en calidad y detallismo. Toda la superficie va decorada a buril con estilizados motivos vegetales y un rico programa iconográfico. La iconografía se reserva al interior de las expansiones y del cuadrón reproduciendo asuntos de la Pasión, los emblemas del Tetramorfos y una efigie del apóstol Santiago titular de la iglesia a que pertenece. Preside el conjunto un crucificado, de cronología ligeramente posterior, sobrepuesto y que oculta varios de los relieves preexistentes. La cruz ha perdido su manzana, que seguramente sería esférica sobre mango cilíndrico -
Cáliz
No es el primer cáliz de esta tipología que se cataloga en la basílica de la Encina, y como los anteriores este también salió de los talleres cordobeses del siglo XVIII. Destaca su depurada técnica y exuberancia decorativa. Todo él está concebido como un inmenso motivo ornamental, la estructura queda diluida tras el abundante repujado y cincelado que la encubre. No obstante, consta de basamento liso de perfil ondulado, traza que mantiene el cuerpo dispuesto sobre él. El astil queda reducido al nudo, que está flanqueado por leves molduras, aunque el nudo adopta una estructura troncopiramidal invertida. La copa adopta forma de campana, algo más de su altura total está cubierta de motivos repujados. La decoración general utiliza espejos ovales, motivos vegetales, ces arrocalladas y cabezas de querubes. En base, nudo y subcopa se crean una suerte de cartelas con los Arma Christi y Símbolos Eucarísticos -
Frontal del altar
Entre el legado del obispo Flórez Osorio destaca el frontal de altar de la basílica, encargado junto al resto de piezas inventariadas en los talleres salmantinos de platería. De dicha encomienda se ocuparía el entonces rector don Benito María de Ron el 25 de noviembre de 1747. En dicho encargo se ordenaba que el frontal debía pesar 1.100 onzas y que debía llevar como adorno los siguientes relieves: en el centro "Nuestra Señora de la Encina", a la derecha "San José con el Niño Dios en los brazos", a la izquierda "San Diego de Alcalá" y en el remate "San Benito". Como es visible, cada una de las encomiendas se cumplieron y acaso existe cierta discrepancia en la heráldica, pues se pidió que uno de los escudos fuera del Carmelo y el otro de los Flórez, pero tan sólo se plasmaron finalmente las armas del comitente. Por lo demás, estamos ante una muestra magnífica de platería rococó. Aunque las medallas descritas son piezas fundamentales, todo el marasmo de decoración que las acompaña no es menor. En líneas generales es visible un marco exterior saliente ornado con florales y rocallas, además de cabecitas de querubes. La estructura interior, rehundida, va dividida en tres campos gracias a dos elegantes termes. -
Cruz de Peñalba (réplica)
Réplica de la cruz de Peñalba -
Cruz parroquial
Conjunto de factura industrial ejecutado en los célebres talleres madrileños de Meneses, y por lo tanto ejecutada en metal plateado y dorado. En su diseño, como es habitual en buena parte de su catálogo, siguen los modelos del gótico. En esa estética se muestra la macolla, llena de cresterías, gabletes y arquerías. La cruz muestra un diseño interesante y movido, tanto en su perfil como en su decoración, lleno de cuadrilóbulos y diseños eminentemente geométricos. En los remates trilobulados de los brazos se insertaron medallas circulares con figuras de los Apóstoles. En el reverso se repiten los mismos motivos, incluso los de las medallas doradas, aquí resulta más fácilmente visible el anagrama mariano del cuadrón circular central. En el anverso cuenta con figura de Cristo crucificado de bulto y fundida, aparentemente, en plata. -
Cruz de altar
Esta magnífica cruz de altar forma parte del magnífico legado argénteo efectuado por el obispo Flórez Osorio a la basílica de la Encina. Es por ello que encaja tipológicamente y estilísticamente con otras de las piezas ya inventariadas (frontal, candeleros, sacras...). Se enmarca, pues, dentro de la estética rococó habiendo sido realizada en los destacados talleres salmantinos del siglo XVIII. Grosso modo cuenta con pie triangular de bordes tornapunteados, nudo ajarronada, cruz latinas de brazos lisos y remates floreados. Toda ella es una virtuosa composición, en la que destaca desde la menudencia ornamental a la escultura del crucificado del anverso, de progenie miguelangelesca. A mayores se aplicaron relieves dorados con efigies de la Virgen de la Encina y diversos escudos con las armas del donante. -
Cáliz
Magnífico cáliz de finales del siglo XVIII y procedencia cordobesa, baste con contemplar su depurada técnica y exuberancia decorativa. Todo él está concebido como un inmenso motivo ornamental, la estructura queda diluida tras el abundante repujado y cincelado que la encubre. No obstante, consta de basamento liso de perfil ondulado, traza que mantiene el cuerpo dispuesto sobre él. El astil queda reducido al nudo, que está flanqueado por leves molduras, aunque el nudo adopta una estructura troncopiramidal invertida. La copa adopta forma de campana, algo más de su altura total está cubierta de motivos repujados. La decoración general utiliza espejos ovales, motivos vegetales, ces arrocalladas y cabezas de querubes. En base, nudo y subcopa se crean una suerte de cartelas con los Arma Christi (Agnus Dei, Cruz, Dados...) y Símbolos Eucarísticos (Pelícano picándose el pecho...) -
Macolla de cruz parroquial
No menos efectista que la cruz parroquial resulta su macolla, concebida como parte de una misma pieza y por lo tanto con un repertorio decorativo hermano. Se compone de un cuerpo principal cilíndrico articulado a base de hornacinas aveneradas en las que se alojas figuras de apóstoles, identificables en su mayoría por sus atributos iconográficos (entre ellos Santiago apóstol). Cada encasamiento se separa de su contiguo por medio de una costilla en forma de tornapuntas vegetalizado, recurso presente en toda la pieza y no sólo en esta zona. Flanqueado esta parte lleva una cubierta cupulada en parte superior, precedida de unos cuerpos intermedios lisos, pero con apliques de crestería y querubes, y un cuerpo de medio bocel tocado por fantasiosas rocallas. Tan en el superior, como este inferior, además de estos ornatos abunda la decoración grabada, bien de motivos vegetales, bien iconográficos (termes, emblemas marianos de las letanías lauretanas, flores, bustos velados...). Con lo que respecta al cañón, principia en un cuello cilíndrico y un cuerpo achatado. Por debajo sólo resta ya el cañón, cilíndrico, y lleno de motivos vegetales y geométricos elaborados a buril. Los relieves de apóstoles van dorados, el resto en su color.







